Al ser padre o madre, uno de nuestros principales instintos es proteger a nuestros hijos y garantizar su bienestar. Por ello, cuando un niño comienza a cojear o se queja de dolor en la cadera, es natural que nos preocupemos.
La cadera es una articulación muy estable, que permite un amplio rango de movimiento, pero una caída puede causar la fractura de los huesos que la componen.