Los niños son seres llenos de energía, que aman aventurarse, correr, jugar; y que en ese proceso de vivir cada minuto con intensidad muchas veces ponen en riesgo su salud física al sufrir fracturas tras una caída o un golpe.
En Orthopedik siempre entendemos la preocupación con la que los padres de tantos pequeños llegan a nuestra clínica, sintiéndose muchas veces culpable por lo que, realmente, fue un accidente y el resultado natural de las experiencias de infancia.
Está comprobado que entre los 0 y los 16 años, y según la web de Pediatría Integral, casi la mitad de los varones sufren al menos una fractura; el porcentaje es bastante menor en caso de las mujeres.
Sin embargo, hay buenas noticias:
- El periostio (la vaina fibrosa que cubre los huesos y contiene los vasos sanguíneos y nervios) es más grueso y resistente, y tiene más capacidad osteogénica.
- Por eso, los períodos de inmovilización por una quebradura son más cortos.
- Además, el hueso es más elástico y menos frágil.
- Hay cartílago epifisario (de crecimiento) y núcleos de osificación.
- Presentan mayor capacidad de regeneración tisular (sustitución de los tejidos dañados o muertos).
- Y tienen rápida consolidación de fracturas.
De ahí que sea importante entender que el cuidado y la construcción de huesos sanos durante la infancia es fundamental ya que le dan la estructura y el soporte al cuerpo mientras los menores crecen.
De hecho, en la mayoría de las personas, la cantidad de hueso o masa ósea llega a su punto máximo entre los 25 y los 30 años.
Por eso, hoy queremos hablar de cuáles son las fracturas más comunes en niños y niñas.
En palabras bonitas, se puede entender así:
- “De rama/tallo verde”; cuando el hueso se dobla como la madera verde y se rompe solo de un lado
- “Por torsión”, en las que el hueso se tuerce, gira y debilita, pero no se rompe por completo.
- “De doblez”, el hueso se dobla, pero no se rompe.
- Fracturas “completas”, en las que el hueso se rompe totalmente.
Por otro lado, las fracturas más comunes según su localización en el cuerpo son:
En el antebrazo:
Ubicado puntualmente en el radio, cúbito o ambas. Casi siempre a raíz de un accidente deportivo.
¿Cómo notar este tipo de fractura? Casi siempre se puede observar una deformidad en el antebrazo y mucho dolor. Y muchas veces se acompaña de una lesión en los nervios. Es la típica quebradura donde será necesario ponerle una férula o yeso de inmovilización.
En el húmero distal:
Es la parte del brazo, el hueso largo, que pega con el hombro.
Para identificar esta quebradura, es común observar una pérdida de movilidad, dolor, deformación y crepitación. Y lo más común es que se requiera de una fijación quirúrgica para corregirlo.
En la mano:
También hay deformidad, crepitación y mucho dolor y se requerirá inmovilización. Pero además es fundamental que el médico revise que no haya lesiones vasculares, nerviosas o tendinosas.
En la tibia – peroné:
Es la parte de abajo de la pierna.
Este tipo de trauma puede generar incluso disminución funcional por la falta de movilidad, y requerir desde una férula convencional hasta una estabilización quirúrgica.
En la clavícula:
Casi siempre ocurre por un traumatismo directo sobre el hombro. Es también profundamente dolorosa y se considera que representa el 10-15% del total de fracturas infantiles.
Si su hijo o hija sufrió una fractura ósea, contáctenos.
Somos especialistas en:
- Cirugía de hombro y rodilla.
- Cirugía de la mano.
- Traumatología.
En Orthopedik le brindaremos atención personalizada y buscaremos la mejor solución para el traumatismo de su pequeño. Entendemos su situación. ¡Nosotros también tenemos familia!