El codo es una articulación de bisagra compuesto por hueso, ligamentos, tejido sinovial y cartílago, del que parten tendones extensores y flexores de la mano y de músculos que se originan en el hombro y se insertan en la articulación.
Debido a la complejidad de sus componentes y la función que cumple, el codo es susceptible a diversos tipos de lesión, entre los que se encuentran los esguinces, las distenciones y las fracturas.
Entre las lesiones más comunes de los tejidos blandos del codo se encuentra la epicondilitis lateral del codo, conocida como “codo del tenista”. Es muy frecuente entre los deportistas y trabajadores que usan la articulación excesivamente.
Codo del tenista
La epicondilitis lateral del codo se presenta como un dolor en la región externa del codo y causada por pequeñas roturas en el tejido conectivo que sujeta el músculo al hueso.
En este caso, el dolor se concentra alrededor del saliente óseo de la parte externa del codo y en ocasiones se irradia hacia la parte superior del brazo o hacia abajo, por la parte externa.
Aunque es característico de los jugadores de tenis, también afecta a jugadores de otros deportes y a personas que trabajan haciendo movimientos repetitivos, en los que la persona agarra algo con fuerza con el codo doblado.
Los síntomas comienzan a manifestarse con un dolor en la parte lateral del codo, que va aumentando en forma progresiva. A veces el dolor se irradia por el brazo, hacia arriba o hacia abajo y, en ocasiones, puede darse una sensación de debilidad en la muñeca.
Codo del golfista
Otra causa común de dolor en el codo es la bursitis olecraneana, conocida como “codo de golfista”. Básicamente, es causada por traumatismos o golpes directos en la parte posterior del codo, roces y apoyos excesivos en la superficie del codo o enfermedades reumáticas.
El primer síntoma es la aparición de un bulto en la parte posterior del codo, debido al derrame de líquido sinovial o a sangre producida por el traumatismo (cuando no obedece a una enfermedad reumática).
A la bursitis olecraneana también se le conoce como “codo del lanzador de dados” y “codo del estudiante” y es particularmente común en los bebedores que se apoyan en las barras de los bares.
Fractura del codo
Puede ocurrir debido a una caída, un golpe directo al codo o la torsión del brazo y puede venir acompañada por esguinces y distensiones.
Para confirmar si hay fractura y si los huesos están fuera de lugar, se utilizan radiografías y, en caso necesario, imágenes tomadas por medio de una tomografía computarizada.
Hay diferentes tipos de fractura del codo, entre las que se encuentran las de la cabeza y el cuello del radio, las olecraneanas y las del húmero distal.
Entre los signos de una fractura en o alrededor del codo se encuentran dolor, inflamación, moretones, rigidez y adormecimiento o debilidad en el brazo, la muñeca y la mano. Una deformidad puede significar que los huesos están fuera de lugar o que la articulación del codo se encuentra dislocada.
Tratamiento de tejidos blandos
Ya se trate de codo del tenista o codo del golfista, el tratamiento debe estar orientado a eliminar el dolor y la inflamación, restringir la movilidad y recuperar la capacidad del brazo.
De previo a la primera etapa del tratamiento, el paciente debe ser evaluado por un médico ortopedista y traumatólogo, a través de un examen físico y el respaldo de herramientas diagnósticas como los rayos X y los ultrasonidos.
En la etapa inicial de la recuperación, el médico codo tenista o codo golfista indica al paciente los medicamentos que necesita para tratar la inflamación, ordena la colocación de ortesis (dispositivos de apoyo) para limitar la movilidad y tratamiento de fisioterapia.
Tratamiento de fracturas
Cuando existe el riesgo de que los huesos se salgan de su sitio o se desacomoden, generalmente se usan tratamientos no quirúrgicos, como el cabestrillo, el yeso o la tablilla.
Otro factor importante para determinar el tratamiento es la edad. Cuando el paciente es un adulto, generalmente se opta por la rehabilitación, mediante ejercicios, masaje a la cicatriz, ecografía, calor, hielo y tablillas, con el fin de reducir estirar la articulación.
Cuando las fracturas están fuera de lugar o son inestables, lo más probable que se necesite cirugía, con el fin de extraer los fragmentos de huesos o, bien, reemplazarlos y estabilizarlos.
La cirugía adquiere carácter urgente, para limpiar la herida y el hueso y minimizar el riesgo de infección, cuando la piel que cubre la fractura está abierta.
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